Vivimos en una época en donde la tecnología dicta tendencias. Hoy más que nunca, los jóvenes tienen acceso a todo tipo de información. Los mensajes, se transmiten viralmente y los adolescentes, con una gran facilidad, se integran a un sentir social, aprobando o rechazando alguna causa, definiéndola de positiva o negativa, en base a la óptica individual del transmisor del mensaje y la opinión colectiva de la red social.
Es importante como padres de familia, adoptar una postura abierta ante la toma de decisiones de nuestros hijos. La virtud y los valores deben complementarse más allá de una simple plática o explicación. La conciencia debe contar con una sustancia activa, permitiendo a los adolescentes vivir las consecuencias de sus actos. Inspirarlos a formar parte de una causa, dejándolos vivir su desarrollo e involucrándolos con la comunidad que los rodea.
El desarrollo de la virtud es un ejercicio que se solventa con acciones. Inspiremos a nuestros hijos a salir al mundo y vivir el sentir que los pondrá en movimiento. Mostremos el sendero, guiándolos, pero permitiéndoles desarrollar sus capacidades individuales y más importante, permitiéndoles formar un criterio. Hoy es imperativo que impartamos, tanto en la escuela como en el hogar, una visión tolerante, humanista, comprometida, guiando a las futuras generaciones a esparcir la dicha por estar vivos y experimentar, de lleno, la dicha que habita en dar.
“Ser para Servir”
Universidad Marista