Nos encontramos a tan sólo unos días de poder conmemorar uno de los momentos más importantes de la primavera: el Día del Niño(a); una celebración que no sólo representa una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sino, de igual manera, remarca un día relevante, representando los valores que San Marcelino Champagnat deseaba reflejar y adoctrinar a las escuelas maristas.
Y si bien es cierto que el valor de los colegios Maristas debe remarcar “el carácter más apropiado para educar humana y cristianamente a los niños y jóvenes, es el que reúne la jovialidad, la afabilidad y la constancia que sólo se hallan en un corazón humilde y bondadoso”, de acuerdo a los argumentos de ideología que acompañaban de Marcelino Champagnat en su travesía pedagógica y cristiana.
A lo largo de los años, se ha sabido instruir los valores humanos, familiares y cristianos a todos nuestros alumnos(as), y eso ha generado un legado conllevado a aleccionar a los(as) hijos(as) de nuestros estudiantes, el valor de ser marista, y apreciar la oportunidad de tener educación y crecer con la ética, ideología y filosofía adecuada para las siguientes generaciones.
No es tan descabellado pensar que nuestros hijos(as) puedan proyectar el querer ser pertenecientes a los maristas; no sólo por las instalaciones y la buena atención educativa, sino también de aprender a servir y estar siempre en apoyo de nuestros semejantes.
Como padres, el trabajo más importante es la educación, y no la que en las escuelas se imparte, sino la que se da en el hogar. Reflejando así, nuestra enseñanza y aprendizaje que los Hermanos Maristas y nuestros padres dejaron en nuestra historia.
Ser Marista es un estilo de vida, es estar ocupado y preocupado por el otro, especialmente el más necesitado, atento a los cambios que se tienen en la comunidad y la sociedad, dispuesto a la escucha, el acompañamiento, la visualización y construcción de un mundo mejor, un mundo más humano.
Que nuestros niños sean el reflejo del amor, enseñanza y el pilar importante del núcleo familiar creado por Dios.