La mexicanidad es una manera de no ser nosotros mismos, una reiterada manera de ser y vivir otra cosa.
Laberinto de la soledad, Octavio Paz.
La historia es una herramienta para entender el pasado de las civilizaciones, comprender el presente y, de alguna manera anticipar lo que vendrá. Antes de 1521, había amplios territorios y pocas comunidades asentadas a lo largo del territorio de lo que hoy conocemos como américa. Los nativos de esta tierra usaban diferentes lenguas para entenderse entre sí, algunos eran nómadas, como los chichimecas y otros se encontraban asentados en zonas delimitadas como consecuencia de actividades guerreras, tal es el caso por ejemplo de los tarascos o los aztecas.
El día a día se regía conforme al contexto natural que les rodeaba. La cacería y la agricultura eran las actividades primordiales para la subsistencia. La confección del vestido y la fabricación de utensilios y herramientas a base del modelado del barro y el tallado de piedra, la construcción de monumentos adoratorios y fúnebres eran una primera división del trabajo. Por otra parte a los gobernantes, sacerdotes y guerreros les correspondía la primera escala social.
Su vida cotidiana mantenía una conexión estrecha con su concepción del cosmos. La observación del movimiento de los astros la controlaban con el uso de calendarios y la orientación de sus monumentos. Con estas herramientas administraban los cultivos, predominantemente de maíz. El ciclo del movimiento de los astros lo relacionaban con las estaciones del año, con el nacimiento y el término de los días y de la vida. La idea de la muerte era fundamental en la cosmovisión del mundo.
Cuando los españoles llegan a América, traen consigo sus propias ideas del mundo, la religión cristiana, caballos y cerdos que aquí no existían, armas a base de pólvora, y protecciones para la guerra a base de metal. El encuentro que permitió el avance de la navegación implicó el dominio del mas fuerte. Tarde o temprano se iba a dar el intercambio entre estas dos razas, la raza de bronce y la raza blanca europea.
La alianza de los pocos españoles que arribaron a Veracruz, en donde establecieron el primer municipio, con las tribus Tlaxcaltecas, facilitada con la participación de Marina, traductora y madre de uno de los hijos de Hernán Cortés, el principal comandante de los españoles, es el símbolo de la mezcla de dos razas que dan origen a una nueva: la mexicana, producto de la simbiosis de dos formas de ver el mundo.
A partir de ese momento el náhuatl y el español se intercambian y actualizan el idioma; el cristianismo y los dioses nativos se entremezclan y se funden en los cultos de Tonantzin y Guadalupe, la ceremonia del fuego nuevo se funde en las fiestas patronales de cada pueblo; el uso de la pólvora en los festejos cristianos manda implícitamente la amenaza del conquistador; el oro y la acuñación de la moneda en oro y plata como medio de intercambio sustituye paulatinamente al cacao y el trueque.
Lo mexicano surge de este doloroso encuentro de dos mundos que por la fuerza se han ido fusionando a lo largo de los años. Mas que laberinto, como lo narra Octavio Paz en su ensayo, es un rehilete multicolor que no termina de dar vueltas y que mezcla sus tonalidades con el viento que sopla, el viento de la historia, Ecatl sigue influyendo en esa fusión entre Queztalcóatl y los dioses antiguos y los santos, vírgenes y ángeles. Las catedrales y templos fueron construidos con materiales de los monumentos previos a la conquista y aún debajo de estos se encuentran aún vestigios de pirámides, juegos de pelota, tumbas y otras reliquias de tiempos pasados.
Pero hoy 2021, la nueva raza cósmica, tal como nos llamara José Vasconcelos, fruto de esa simbiosis cultural, permanece vibrante en un mundo que cambia vertiginosamente. Hoy España tiene un territorio mucho más pequeño que México, y en la lucha de naciones del globo, es una economía débil en la Unión Europea.
Nuestro nuevo conquistador, los Estados Unidos de América, una nación poderosa gracias a la tecnología y a las armas, está siendo amenazada por el poderío de China. Los Santos y vírgenes que nos dejaron los españoles que se venden en el atrio de La Villa, son producidos ahora en China.
En conclusión más que conquista fue una mezcla, un encuentro de dos mundos separados por la geografía del planeta, pero unidos por el avance de la navegación marítima y desafortunadamente con ingredientes de ambición y poder, tan característicos en la raza humana, sea del color de piel que sea.
AUTORA: NIDIA MARISOL BAÑALES TRUJILLO