Dar a conocer a Jesucristo y hacerle amar es el fin de vuestra vocación y el porqué de nuestro instituto.
–San Marcelino Champagnat
El pasado 23 de mayo, nuestra Universidad Marista tuvo el honor de celebrar un evento profundamente significativo y lleno de espiritualidad: las Primeras Comuniones de nuestros queridos alumnos. Este día, marcado por la alegría y la devoción, refleja el compromiso de nuestra institución con la formación integral de nuestros estudiantes, no solo en el ámbito académico, sino también en su crecimiento espiritual y humano.
La ceremonia, que tuvo lugar en el auditorio de la universidad, fue un momento de gran devoción y alegría. Los alumnos, acompañados por sus familias y amigos, se presentaron ante Dios para recibir por primera vez el Sacramento de la Eucaristía. Este sacramento, central en nuestra fe católica, simboliza la unión íntima con Cristo y un paso crucial en la vida espiritual de nuestros jóvenes.
La preparación para este significativo día fue una labor conjunta de nuestro departamento de Pastoral, junto con los padres y catequista, quienes guiaron a los niños en su camino de fe. Durante varios meses, los estudiantes participaron en catequesis semanales donde aprendieron sobre el amor de Dios, el significado de los sacramentos y la importancia de vivir según los valores cristianos.
El evento comenzó con una misa solemne presidida por el Padre Paul Amanakou, quien en su homilía destacó la importancia de este sacramento y animó a los jóvenes a seguir creciendo en su fe, cuerpo y alma. “Lo más importante en este Sacramento de la Comunión, es el alimento del alma, el alimento espiritual”, fueron sus emotivas palabras.
Como institución Marista, nos sentimos profundamente orgullosos de nuestros estudiantes y agradecidos por la oportunidad de ser parte de este momento tan especial en sus vidas. Las Primeras Comuniones no solo fortalecen la vida espiritual de nuestros jóvenes, sino que también refuerzan los lazos de nuestra comunidad educativa, basada en los valores de la fe, la fraternidad y el servicio.
En el espíritu de San Marcelino Champagnat, seguimos comprometidos con la misión de formar “buenos cristianos y virtuosos ciudadanos”. Agradecemos a todos los que hicieron posible esta celebración y pedimos a Dios que continúe bendiciendo a nuestras familias y guíe a nuestros jóvenes en su camino de fe y amor.
Pastoral Universitario