El Rosario Viviente, conocido también como Rosario Misionero es una tradición católica que une a los fieles en torno a la oración del Santo Rosario de una manera especial y profundamente simbólica. A diferencia de un rosario personal o familiar, el Rosario Viviente se organiza en comunidades religiosas, parroquias, colegios o movimientos católicos, donde cada miembro o grupo de miembros se encarga de rezar un misterio específico del rosario. Al distribuir los misterios entre los participantes, se crea una cadena de oración viva y dinámica, que simboliza la unidad y el poder de la oración compartida.
En nuestra comunidad la oración se da por los 5 continentes del mundo: África, América, Asia, Europa y Oceanía. Miembros de los diferentes grupos que conforman nuestra universidad como: bachillerato, licenciaturas, GAMOS, grupo de adultos mayores, profesores, administrativos y GEM-M se dieron cita para este momento de reflexión.
En punto de las 6:30 la explanada se empezó a llenar con los fieles que tomaban su lugar dentro del monumental rosario, para dar inicio a la celebración, se dio una explicación sobre la importancia, el origen y finalidad del rosario. Entre cada misterio se rezaron diez Aves Marías y un Padre Nuestro, cada persona iba prendiendo una vela y al finalizar se prendía una antorcha que daba inicio a la nueva letanía, en la que se pidió a diferentes Santos su bendición.
El Rosario Viviente/Misionero no solo es un acto de devoción, sino que también tiene un profundo valor espiritual y comunitario. Al unirse en la meditación de los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos, los participantes profundizaron en la vida de Jesús y en el papel de la Virgen María como su madre y nuestra intercesora. Esta oración compartida fortalece la fe personal y colectiva, creando un sentido de pertenencia y solidaridad entre los miembros de nuestra Comunidad Marista.
Es una celebración vibrante y profunda que encarna la espiritualidad católica, la devoción mariana y el poder de la oración comunitaria. Es una invitación a vivir la fe de forma activa y a recordar que, como comunidad, la oración tiene el poder de transformar corazones y circunstancias, guiados siempre por la protección y el amor de la Virgen María.